Hoy es el día en el que toca preparar todo el equipaje para la vuelta a la Universidad. Mi habitación parece un gran desorden entre maletas, ropa, libros, accesorios de baño... Y, sin embargo, a pesar de tenerlo todo más o menos bajo control, siempre hay una urgencia de última hora por la que tengo que salir corriendo al primer supermercado abierto para comprarla.
Mis sentimientos ahora mismo se pueden explicar como una mezcla de ilusión por volver a la tierra que me acoge durante el curso estudiantil, y por otro lado tristeza por el hecho de que el verano acaba y hay que cargar de nuevo las pilas para intentar sacarle el máximo partido al último curso de carrera.
¿Quién lo iba a decir? ¡¡¡el último curso de carrera!!! Parece que fue ayer cuando estaba mucho más nerviosa que hoy (y triste, más que ilusionada...) porque empezaba 1º de Medicina en la ciudad universitaria española por excelencia. Recuerdo cuando llegué a mi Residencia y conocí a las niñas con las que conviviría a partir de ese día. Despedida de mi familia y bienvenida a una nueva familia: la de las residentes. He de decir que me costó adaptarme, pues siempre he sido muy familiar, y toda esa novedad que se me echaba encima de golpe me asustó un poco al principio, pero hoy en día no puedo estar más agradecida a mis padres y a las amigas que he hecho en la Resi (como la llamamos nosotras), tales que las conservo actualmente y espero que por muchos años.
Esperemos que este último año sea el mejor de toda la carrera, ya que nos aguardan muchos eventos que recordaremos de por vida: el último Lucas (próximamente dedicaré un post para dar más a conocer esta fiesta de los médicos), la Gala de Sexto, la cena de graduación, la propia graduación...
Pero vamos poco a poco, que aún es Septiembre. No me queda nada más que decir, sólo que... Granada espera!!
Alhambra desde el Mirador de San Nicolás, Granada |
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