Estamos en verano, época del año en la que es inevitable tomar el sol, ya sea en la playa, piscina, o simplemente cuando salimos (yo soy la primera que aprovecho los salientes de guardia para bajarme a la piscina y tomar un rato el sol). Debido a esta tendencia a estar bronceados, he pensado iniciar una serie de posts en los que hablaré un poco del cáncer de piel (melanoma y no melanoma), para que conozcáis un poco más cómo se comporta, los factores de riesgo que podemos tener y la protección que debemos realizar. ¡Espero que os resulten interesantes!
En los últimos años se ha observado un aumento en la
incidencia del cáncer de piel, de ahí, que sea considerado el conjunto de neoplasias
malignas más frecuente en la población blanca de todo el mundo, hasta el punto
de considerarse una epidemia a nivel mundial. Este incremento en la incidencia
del cáncer de piel en cada una de sus modalidades (melanoma cutáneo y cáncer
cutáneo no melanoma) ha fomentado la
investigación acerca de las causas de dicho aumento.
La radiación ultravioleta es el principal factor
ambiental causante del cáncer de piel, de ahí la importancia de las actividades
en las que ésta participa en la etiología del cáncer cutáneo. La radiación
ultravioleta ve favorecida su acción sobre la piel por factores como la
disminución de la capa de ozono, pero, sobre todo, por hábitos que conllevan
una mayor exposición a la luz solar. Entre dichas tendencias figuran el empleo
de una vestimenta hecha con tejidos de baja densidad y la realización de actividades
al aire libre en un horario donde la luz incide con mayor intensidad junto con
un uso insuficiente de fotoprotección.
La creciente incidencia del cáncer de piel está motivada
por la preocupación por la estética y la apariencia física, lo que justifica la
tendencia actual al bronceado, independientemente de la estación del año. Esto
conlleva una exposición excesiva a la radiación ultravioleta en las horas
centrales del día, ya sea de forma natural o mediante el empleo de cabinas de
autobronceado. Tal es la importancia de la exposición solar en la etiología del
cáncer de piel que, según el patrón que siga el individuo, hablaremos de un
tipo histológico de cáncer u otro. Así, una exposición solar intermitente y
acompañada de quemaduras previas es considerada la principal causa del
carcinoma basocelular y una exposición solar crónica se atribuye al carcinoma
espinocelular.
La mayor esperanza de vida de la población, favorecida
por la mejora de las condiciones sociales, económicas e higiénico-nutricionales
participa en el aumento de las tasas de cáncer cutáneo. En este caso, el efecto
de la dosis acumulativa tiene su relevancia, lo que se manifiesta mediante una
elevada frecuencia de carcinoma espinocelular en individuos mayores de 65 años.
Factores como las características fenotípicas del
individuo pueden favorecer la aparición de neoplasias cutáneas, pues un
fototipo bajo sufre con mayor probabilidad los daños nocivos de la radiación
que un fototipo V ó VI.
No obstante existen situaciones en las que la
predisposición a sufrir un cáncer de piel es mayor si, a la exposición excesiva
a la radiación, le unimos una predisposición genética o un estado de
inmunosupresión.
A pesar de ser múltiples las causas que explican el
incremento actual de la prevalencia del cáncer del piel, no debemos olvidar la
gran cantidad de información de la que disponemos hoy día acerca de los efectos
nocivos de la radiación ultravioleta, lo que supone que un porcentaje de casos
de cáncer cutáneo se podría evitar y, con ello, reducir gastos sanitarios y la
mortalidad asociada a este cáncer. Sin embargo no ocurre así, si no lo contrario: se prevé que la incidencia de
cáncer de piel en la raza blanca siga aumentando. Esto nos hace ver que la
concienciación de la población no está teniendo lugar o se hace de forma
ineficaz, lo que nos hace pensar en qué aspecto las medidas de prevención
primaria están fallando y, con ello, qué está ocurriendo con el diagnóstico
precoz.
Hasta el próximo post, poco a poco iremos analizando los problemas del exceso de la exposición al sol y la protección que debemos usar. ¡Besos!
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